Nuestro fundador

Fundador Padre Garralda

El padre Jaime Garralda nació en 1921. Convencido defensor de los más desfavorecidos, con 24 años decide entrar a formar parte de la Compañía de Jesús. Desde el año 1957 hasta 1964 se hace cargo del Hogar del Empleado en Madrid, una plataforma de acogida que prestaba asistencia a personas sin recursos que, sobre todo, llegaban de las zonas del Sur de España. Se construyen 7 residencias con capacidad para 600 adolescentes, institutos y escuelas, así como una residencia para enfermeros de tuberculosis. En 1959, el Padre Jaime Garralda impulsa la creación de Asociaciones de Viudas, a quienes animó a no pedir, sino a dar, que fue el origen de la Confederación de Federaciones de Asociaciones de Viudas (CONFAV), que se ha extendido por toda España, reuniendo a un colectivo de más de 17.000 mujeres. En 1964, el padre Jaime Garralda es destinado a Centroamérica, donde pone en marcha una red de ayuda a los colectivos más necesitados, cuya base de operaciones se situó en Panamá y le valió el reconocimiento del presidente del país.

En 1966, regresa a España donde recupera los proyectos de ayuda que había emprendido y se traslada a vivir a un poblado chabolista en el barrio del Pozo del Tío Raimundo. En él invierte 16 años de su vida conviviendo con las familias y conociendo de primera mano los problemas y miserias que afrontan día a día. Tras conocer de cerca las consecuencias de la adicción a la heroína, que afecta a la vida de miles de jóvenes y destroza numerosas familias, crea la Asociación de Vecinos desde la que consigue la concienciación de los políticos y ciudadanos. También inicia su trabajo con presos a los que presta ayuda durante los permisos penitenciarios.

En 1978, el Padre Jaime Garralda crea la asociación “Horizontes Abiertos” -hoy Fundación Horizontes Abiertos- concebida para ayudar a los presos a rehacer sus vidas una vez que hayan cumplido sus condenas. Con el tiempo va atendiendo nuevas necesidades de los colectivos marginales como los enfermos de VIH/ SIDA, personas drogodependientes, personas sin techo o inmigrantes sin papeles. En los 40 años que dirigió la fundación ayudó a más de 20.000 personas a encontrar una nueva oportunidad.